El dolor dental es el principal motivo de consulta odontológica: Un estudio realizado en Francia en el año 2015, mostró que el 76% de las personas que buscaron atención en un servicio de urgencias odontológicas acudían por dolor. Muchos pacientes describen el dolor de muela como uno de los peores dolores que han sentido.
Los dientes son órganos que cuentan con una estructura externa dura (el esmalte y la dentina) que protege una porción interna de tejido blando, llamado pulpa dental, la cual está compuesta por nervios y pequeños vasos sanguíneos. A su vez, cada diente tiene dos partes: la que es visible en la boca y se encarga de la masticación (corona) y la que no es visible porque se encuentra sumergida dentro del hueso y la encía (raíz).
Los dientes y las estructuras que los rodean cuentan con terminaciones nerviosas que, cuando se presenta algún tipo de agresión, daño o enfermedad, envían señales al cerebro como mecanismo de alerta y defensa para indicar que hay algo que no anda bien. Así, dependiendo de su origen, el dolor dental puede ser:
A veces, puede percibirse sólo como una sensibilidad aumentada a ciertos estímulos, pero en casos avanzados, también puede presentarse un dolor espontáneo e intenso, que se siente en toda la cara o la cabeza (irradiado) y que incluso, podría interrumpir el sueño.
Son muchas las razones por las que los dientes y las estructuras que los sostienen podrían verse agredidos y generar dolor:
La pulpa dental es sensible a los cambios detemperatura. Alimentos muy fríos o muy calientes pueden generar sensibilidad, que en condiciones normales, debería desaparecer al retirar el estímulo.
Las raíces de los dientes suelen estar cubiertas por encía. En ocasiones, un cepillado dental en sentido horizontal puede hacer que la encía se retraiga y las raíces queden expuestas al aire y a los cambios de temperatura, generando dolor.
La erosión es un desgaste de la superficie de los dientes, que se da por el contacto con sustancias ácidas, adelgazando la capa dura del diente y dejando más expuesta la pulpa al entorno. Suele suceder en personas que consumen demasiados cítricos, que sufren de reflujo gástrico o mujeres embarazadas que vomitan con frecuencia. Por eso, es aconsejable cepillar los dientes justo después de vomitar, para evitar que los jugos gástricos (que son muy ácidos) erosionan el esmalte dental, y disminuir el consumo de bebidas y alimentos muy ácidos.
Suelen ser molestias transitorias que se pueden generar luego de:
La caries es la formación de cavidades por la presencia de bacterias que dañan y reblandecen el diente. La caries es una agresión para la pulpa dental, que si no se resuelve a tiempo, puede llegar a ser muy profunda, generar un dolor muy intenso e incluso, dañar el nervio de forma permanente.
Pueden exponer de forma directa o indirecta el nervio del diente.
Es el daño que se produce a los tejidos que soportan el diente cuando reciben demasiada fuerza al momento de masticar. Puede suceder en dientes que se encuentran en mala posición, cuando se mastica mucho por un solo lado o cuando los pacientes aprietan o rechinan los dientes, lo que se conoce como bruxismo. Si no se soluciona a tiempo, también podría afectar la pulpa dental.
Ocurren por caries que no se trataron a tiempo, o por enfermedad de las encías que sucede como consecuencia de una mala higiene. Suele presentarse inflamación severa, abscesos (acúmulo de pus) y a veces, movilidad en los dientes, produciendo mucho dolor.
Las muelas del juicio salen entre los 16 y los 25 años aproximadamente, y pueden formarse en malas posiciones, haciendo que su salida sea dolorosa. También pueden estar presionando algún nervio o generar daño a dientes cercanos.
Algunos dientes tienen raíces tan largas que llegan hasta el interior de los senos maxilares (cavidades llenas de aire que se encuentran al lado de la naríz). Cuando hay inflamación de estas estructuras, puede percibirse dolor en los dientes.
A esto se le conoce como “neuropatía”. Pueden ser causados por enfermedades como la diabetes o por problemas nerviosos, generando dolores intensos aún cuando los dientes se encuentran sanos.
En algunos casos, cuando los dientes y las encías se encuentran sanas a simple vista, es posible que el dolor sea generado por algún quiste o tumor que presione los nervios al interior de los maxilares, dando lugar a un dolor muy severo.
Algunas personas pueden percibir dolor fuerte en la mandíbula cuando están sufriendo un infarto.
Aunque hay medicamentos que pueden aliviar momentáneamente la molestia, ningún fármaco resuelve por sí mismo el problema de fondo, sólo lo esconde. La única forma de aliviar el dolor dental de forma eficiente y permanente es asistir a consulta con un odontólogo, quien después de un examen exhaustivo, determinará la causa y podrá resolver el problema. El dentista podría prescribir medicamentos, pero estos funcionan solo como un apoyo al tratamiento.
Del mismo modo, no es aconsejable consumir medicamentos sin prescripción de un profesional en salud, porque podrían presentarse efectos secundarios, alergias, interacciones al combinar los analgésicos con otros medicamentos y además, camuflarse el dolor mientras el problema real sigue avanzando sin ser tratado.
Cuando se presenta un fuerte dolor dental, no es aconsejable esperar a que este se resuelva por sí mismo, ya que, en muchos casos, el dolor puede desaparecer momentáneamente y reaparecer un tiempo después, presentándose más intenso y siendo más difícil de manejar. Ante cualquier caso de dolor o la sensibilidad dental, la mejor opción es visitar a un odontólogo, ya que, si bien a veces esta molestia no representa un problema grave, en muchas otras ocasiones puede indicar que hay caries, infecciones o enfermedades que pueden estar dañando los dientes o los tejidos que lo sostienen.
Además, cuando el nervio al interior del diente se expone constantemente a un estímulo doloroso y no se da solución rápida al problema, este puede inflamarse y dañarse de manera irreversible, pudiendo originar un dolor aún más intenso e infecciones tan graves que en casos extremos, pueden ser letales.
El dolor dental es señal de que algo no funciona correctamente y, por lo tanto, un mecanismo de defensa. Puede ser ocasionado por múltiples motivos, y dependiendo de su origen, varía la forma de aliviarlo. Por lo regular, cuanto más temprano se detectan los problemas dentales, son más sencillos y económicos de resolver.
Por eso, siempre que exista dolor o sensibilidad dental será una buena idea consultar a un dentista para encontrar la causa y resolverlo con prontitud. Asimismo, asistir al chequeo dental una vez cada seis meses es una buena forma de detectar anomalías dentales antes de que estas ocasionen dolores que podrían llegar a ser insoportables.
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Bibliografía
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