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La odontología avanza todos los días, sin embargo, millones de pacientes sufren pérdida de dientes, principalmente debido a caries, enfermedades periodontales o lesiones. La falta de dientes podría provocar la pérdida de hueso, desviación de los dientes, desalineación, incapacidad para masticar, pronunciar palabras, etc. Durante muchos años, las únicas opciones de tratamiento disponibles para las personas con dientes perdidos eran los puentes y las dentaduras postizas. Pero, hoy, los implantes dentales son una buena alternativa.
Es un procedimiento conservador. No es necesario desagastar o adaptar los dientes adyacentes al diente a reemplazar. Esta técnica previene más lesiones..
Se puede colocar en cualquier paciente. Los implantes dentales son aptos para todo tipo de personas, incluso para jóvenes que ya han completado su crecimiento y que por algún motivo han perdido uno o más dientes, solo es necesario comprobar el estado de salud bucal para descartar que existan caries o cualquier otra enfermedad.
Incrementa la autoestima del paciente. Colocar un diente idéntico al original permite sonreír, hablar y masticar sin problemas. No solo mejora su sonrisa, sino que se restaura la calidad de vida.
Evita problemas con la masticación y el movimiento de los dientes. Cuando nos falta un diente, el resto de dientes pueden intentar reposicionarse para llenar el hueco existente. Por otro lado, cuando el hueso no recibe el estímulo que produce el diente al masticar, provoca una pérdida de grosor y altura.
No necesita cuidados especiales. La higiene del implante es la misma que la de un diente normal, hay que cepillarse a diario. También es necesario realizar controles periódicos al dentista para comprobar el buen estado de salud y así asegurar que el implante dure para siempre.
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